En torno a 1935, tras estudiar tapicería en la “Escuela de Artes y Oficios” (curso 1924/25) mi bisabuelo José Lamarca Rodríguez abre su taller en la Calle Romil. Tras unos años de actividad y consolidación, se muda al que, con el tiempo, se convertiría en el más emblemático de los talleres de nuestra tapicería: el de la Calle Pino 11. Mi recuerdo de este taller es con unos 4 años. Mi padre me ataba una cuerda a un gran imán y yo lo paseaba para ir recuperando alfileres y husones que se habían caíído al suelo. También recuerdo cómo lloraba debajo del tablero de Luís al romperle un martillo jugando con el torno…
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